Buscar recetas

domingo, 14 de junio de 2020

pastel de sandwich fresquito

Otra receta de Doña Carmen Hernández que solemos degustar en la comida de Navidad del grupo. En esas fechas está uno tan harto de platos muy elaborados que se agradece algo sencillo y fresco.
Ingredientes:
Un paquete de pan de molde sin corteza
Un tarro de mahonesa
Jamón cocido en lonchas
Queso en lonchas
Un paquete de surimi rallado
Dos latas de atún escurrido
Tomate frito casero.
Lechuga para adornar
Un tomate en rodajas
Un par de huevos duros rallados.

Elaboración:
En un bol mezclamos el surimi con el atún y un par de cucharadas de mahonesa. Reservamos.
En una bandeja de horno mediana forramos el fondo con rebanadas de pan de molde que habremos aplastado previamente con el rodillo. Untamos con mahonesa, colocamos lonchas de jamón u sobre ellas, lonchas de queso. A continuación otra capa de pan de molde también aplastado. Untamos con tomate frito y añadimos la mezcla de surimi con atún. Tapamos con pan de molde, forramos con papel plástico y prensamos con varias botellas. Dejamos en la nevera unas horas.
Cuando vayamos a servir, desmoldamos sobre una bandeja, rodeamos de lechuga picada, cubrimos con mayonesa y adornamos con el tomate en rodajas y el huevo picado.
Buen provecho!

pimientos fritos... en agua

Y sigo escribiendo, cuarta entrada del día. Me preguntaron las chicas la técnica de los pimientos fritos para las migas, desde luego estaban ricos, bien fritos, doraditos y blandos y es que tengo un secreto de los antiguos. Los frío en agua. Bueno, esto no es del todo cierto, lo explico. 

ingredientes:

pimientos italianos
AOVE
agua
sal gorda


Lo primero es lavar los pimientos, secarlos y darles un corte longitudinal sin quitar el rabito. Luego, en una sartén ponemos un par o tres de cucharadas soperas de aceite, suelo utilizar el de la freidora, o incluso uso esta misma si ya le queda poco aceite o está muy recalentado, sobre todo por mis queridos churumbeles que cuando se quedan solos profanan el oro verde con empanados (en esta casa son muy de empanados) o enharinados. 
Voy dorando los pimientos en tandas por ambas caras y añadiendo aceite tal cual va haciendo falta, claro que no es lo mismo freír 5 o 6 pimientos que un kilo. Además como saltan, los tapo. Los voy apartando en un plato y cuando ya están todos doraditos, añado agua a la sartén. Esto con mucho cuidado, que te puedes achicharrar, hay que añadir bastante agua, como dos vasos de golpe sobre poco aceite y que no esté muy caliente, el que reste en la sartén de haber dorado los pimientos. Después incorporamos los pimientos y tapamos. Subimos el fuego, empezarán a hervir enseguida, dejamos que el agua se evapore. Tendremos los pimientos fritos, doraditos y tiernos.Añadimos sal.

Paté marinero

Este finde debo andar inspirada, es la tercera receta que subo al blog, no he parado de escribir mas que para poner una lavadora, que ya es mucho trabajo en este domingo de Corpus Christi tan descafeinado, sin niños de comunión, sin alfombra floral, sin procesión. Ni siquiera podemos ir a la misa de la Catedral porque solo entran 70 personas y con los representantes de cofradías y autoridades completan aforo.  Si queremos verlo, nuestra tele caballa nos lo pone. Aunque no creo que hubiera ido, la verdad, es mas por protestar. Y luego no quiero estar triste... esto es un asco, francamente. Así que aquí andamos, sillón, fútbol recién estrenado por la tele, (por supuesto sin público) y recetas al ordenador, todo sea por tenerlas bien apuntadas en la nube, para cuando me falle la memoria, que ya empieza.

Hoy, 14 de junio de 2020, a tres meses del inicio del confinamiento, contabilizamos cero casos activos en Ceuta, y andamos a escasas 12 horas de estrenar fase III, ¡por fin!. Llevo contados 98 días desde que disfruté la última salida cervecera antes del estado de alarma, fue el día 8 de marzo, echemos cuentas. Ningún bar, cafetería o restaurante han contemplado mis ojos desde entonces. Mi cabeza loca nota la tristeza adquirida en este tiempo, que no es propia, además de la nostalgia, añoranza de aquellos tiempos lejanos donde se vivía de otra forma. Y aunque esto que escribo me está quedando demasiado apocalíptico y ya anden los bares, terrazas y restaurantes a medio gas, servidora, por circunstancias de la vida, aun no se ha estrenado. Paciencia, me digo, hoy puede ser un gran día, dice mi sesera, pero, "temo-me" que de esto va "la nueva normalidad". No será por mi, siempre dispuesta a todo. Solo hay algo que supera una buena cerveza en terraza: un viaje a donde sea  que esté a mas de 50 km de Ceuta. En fin, ni caso, son reflexiones una mente descarriada por el aislamiento. Mucho peor tenía que ser en la Edad Media, o en culturas ajenas, sin ir mas lejos....

La receta que voy a dejar es de mi comadre, doña Carmen Hernández, compañera de COU, madre de mi ahijada Elena, una jovencita lista como su madre y cariñosa como su padre, amigos a los que aprecio y admiro desde hace mucho, mucho tiempo. Carmen es una gran especialista en cocina fácil pero muy sabrosa. Suyos son los famosos pasteles de sandwich de las comidas de navidad que tanto éxito tienen. Hoy nos regala esta receta. Se trata de un paté que preparó para el santo de los Antonios, sencilla y de gran resultado: paté marinero.



Ingredientes:
una lata de mejillones al natural escurridos
una lata de berberechos al natural escurridos
dos huevos duros
200g de surimi (palitos de cangrejo)
200g de mahonesa
100g de nata
un pellizco de sal

Elaboración: mezclar todos los ingredientes y pasarlos por la batidora
Servir en un cuenco con tostaditas de pan para untar.
También va muy bien para rellenar volovanes.
Se puede adornar con unas huevas de caviar, una gamba cocida o huevo rallado o hilado


 



Mis albóndigas

No suelo subir al blog recetas mias, lo primero porque todo lo que hago es porque copio de otras cocineras y lo segundo porque no me suelen salir bien recetas que no sean de plancha. Pero esta sí, ¡por fin aprendí a cocinar albóndigas!, ya no me salen como balines. Ha costado,era hora. Tengo un truquito infalible y funciona, leche y manzana. ¡Vamos al lío!.

 Ingredientes para las albóndigas:
 1/2 k de carne de ternera picada o cerdo o mixta
media manzana
un huevo
dos dientes de ajo
una cebolleta
perejil
un chorrito de leche o nata
una miga de pan 
pan rallado
sal, pimienta y comino
harina

Ingredientes para la salsa:

3 o 4 zanahorias grandes
 una cebolla
 aceite de haber frito las albóndigas
 una cucharada de harina
 1/2 litro de caldo de pollo 
un vasito de vino

Ponemos juntos en el recipiente de la batidora todos los ingredientes de las albóndigas menos la carne y el pan rallado. Batimos y volcamos en un bol, añadimos la carne , mezclamos y añadimos pan rallado hasta conseguir la consistencia deseada. La mezcla tiene que quedar pegajosa, que no se caiga de las manos.  Dejamos reposar en el frigo un par de horas. 
Pasado este tiempo preparamos las bolitas, nos untamos las manos con aceite y vamos dándole forma, pasamos por harina  y las freímos en abundante AOVE, que no queden demasiado fritas. Las escurrimos en papel absorbente y apartamos.
En una olla ponemos un fondo de aceite de haber frito las albóndigas, añadimos la cebolla picadita y cuando esté casi transparente, las zanahorias ralladas o cortadas pequeñitas, dejamos unos 5- 6 minutos rehogando. Incorporamos la cucharada de harina, revolvemos y cuando esté bien integrada, añadimos el vino. Dejamos que se evapore el alcohol y sumamos el caldo de pollo, yo suelo utilizar el tetrabrick de Gallina Blanca. Probamos de sal, pasamos por la batidora para triturar y que sea una salsa fina. Incorporamos las albóndigas  a la olla. Cocinamos a fuego lento unos 15 minutos.
Acompañamos de patatas fritas , puré o arroz cocido.


ensalada de bacalao con naranja

 Esto del confinamiento resulta por lo menos, raro: fase II, sales a andar pero nada de ir de cañas y ves gentes en terrazas a tutiplén, te juntas con un grupo de amigos pero tienen que ser  pocos y manteniendo normas de seguridad que al final se van al garete como es lógico, estás deseando cruzar el charco para ver a tu familia pero tampoco te dejan por tu seguridad y ya vienen los alemanes a Mallorca...en fin, que hay cosas que no tienen mucho sentido para mis cortas entendederas. 
Este año de Dios de 2.020, bisiesto (año siniestro), al fin por San Antonio, nos juntamos unos cuantos amiguetes a comer. D. Antonio López nos cocinó una "tapita" de migas. Menos mal que fue "tapita", si llega a ser un plato, salimos rodando. Estaban riquísimas, eran de pan y llevaban chistorra y bacon. A pesar del enorme perol y la contundencia, no quedó ni para la muestra. Claro que, debo decir que hubo quien "tripitió". 
En cuanto D. Antonio me pase la receta la colgaré, aunque no creo que vaya a cocinarlas, es un plato laborioso y cargadito de calorías. Si que pongo aquí la ensalada del día, exótica, fresquita y muy rica: Ensalada de bacalao y naranja, de nuestra peregrina Doña Rosa Pérez, otra querida amiga a la que conocí allá por la primavera del 16 cuando compartimos peregrinación a Rumanía, un país totalmente inesperado por su belleza natural, sus preciosas ciudades escondidas en los montes Cárpatos y aquella merienda en el convento de las hermanas agustinas en Campina. De allí se trajo apuntada la receta de las empanadillas de Sor Ana, una de las hermanas que nos acogieron con enorme hospitalidad. 

Ingredientes para la ensalada:

3 naranjas
1/2 kilo de bacalao salado 
4 huevos duros
1 cebolleta
2 patatas cocidas (opcional)
aceitunas negras
aceite y limón para aliñar

Elaboración:

El bacalao se desala un par de veces, tiene que quedar un poco salado. También se puede optar por bacalao fresco, se pasa por la plancha y la gelatina que suelta la apartamos para el aliño.

Añadimos en un bol todos los ingredientes troceados, las naranjas a medio gajo, los huevos picados, la cebolleta troceada pequeñita, las patatas  y las aceitunas. Aliñamos con una vinagreta suave de aceite, la salsita  que haya soltado el bacalao al cocinarlo y el jugo del limón. 




domingo, 7 de junio de 2020

piquillos de marisco al rico cumpleaños

Ganas, que ganas de celebrar algo, aunque sea seguir vivo. Demasiados días sin ver a la familia, sin ver a los amigos, sin salir a la calle mas que para lo imprescindible... demasiadas horas delante del ordenador trabajando o aprendiendo, demasiadas horas de mi, conmigo. 
Un cumpleaños y algunas malas numerosas junteras han tenido la culpa culpita de no poder pasar a fase III, mas cercana a la infame y antipática nueva normalidad que este gobierno de mis entrañas nos anuncia. Cada día queda uno menos para pillar ese barco del que ya casi ni me acuerdo y que no nos reconocerá, embozados como iremos, ese día, también llegará.
Aún así y a pesar de que uno de los invitados era el temor, tuvimos la suficiente valentía de reunirnos para brindar por dos jóvenes y recién estrenados sesenteros: mi querida comadre, Carmen y mi media naranja, Faustino. Casualmente nacieron el mismo día y casualmente ha sido la primera ocasión en que lo hemos celebrado juntos. No hay mal que por bien no venga. 
No eramos muchos, no podíamos serlo aunque nos hubiera gustado, porque las ausencias se notan. Habrá lugar, día y hora, no cabe duda, todo llega, solo hay que tener paciencia. El caso es que mas que una preparación de un cumple, fue una improvisación de una pantagruélica cena. 
La primera intención fue incentivar la economía ceutí encargando algunos deliciosos manjares a alguno de los numerosos locales de restauración que estos aciagos meses se anuncian por nuestra ciudad. El problema era que aún hay algunos que nos da algo de repelús, vemos coronitas por todos lados y ante la indecisión, lo tuvimos claro, presumir de nuestras maravillosas dotes culinarias y alimentar al personal como magníficos masterchef caseros.Yo saqué del baúl de la memoria los piquillos que Mariloli un día preparó y tuvieron sobresaliente, pero rellenos de marisco. Son fáciles y no ocupan mucho tiempo.



Ingredientes: (para 6 personas, unos 12-15 pimientos)

un  bote de piquillos de Celorrio 

para el relleno:
1/4  gambas crudas arroceras
1/2 l fumet de pescado 
un par de cucharadas de harina
un puerro o cebolla
aceite de oliva
nuez moscada
sal 

para la salsa:
unos 100ml de nata
100ml de caldo
4 o 5 piquillos
AOVE
un puerro

Preparamos una bechamel espesita con el aceite, el puerro o la cebolla, las gambas picaditas, la harina la nuez moscada y el caldo. 
Para mi es fundamental el fumet que utilicemos, normalmente cuando voy a la plaza y compro un rape, lo preparo y lo dejo congelado en taper de 1l, mas o menos. Si queremos aumentar el sabor a marisco, recomiendo pasar por la sartén las cascaras de las gambas y freírlas en un poco de aceite, luego pasamos todo a un cazo, añadimos agua y la cabeza de un rape, la parte verde del puerro y dejamos un par de horas a fuego lento. Si optamos por la vía rápida, Gallina Blanca tiene un caldo de pescado en tetrabrick que ahorra mucho tiempo para este tipo de receta. 
La base de la bechamel sería un refrito de puerro con gambas y restos del pescado del fumet  al que añadimos caldo y harina o Maicena para espesar.
 Cuando enfríe la bechamel, rellenamos los piquillos y podemos congelar para utilizarlos mas adelante o ponemos en una fuente de horno. A mi me gustan mas lo de bote, de Celorrio, La Rioja, son grandes y no muy finos, aguantan bien la manipulación. 


Poco antes de consumir, añadimos un chorrito de aceite y metemos unos 20 min en el horno a 150º- 180º
Preparamos la salsa poniendo en una sartén, aceite y otro puerro muy picadito, cuando esté transparente, añadimos 4 o 5 piquillos troceados y dejamos 10 min cocinando, tras los cuales añadimos un cazo de caldo y 100 ml de nata. Otros 5-10 min y pasamos por la batidora.
Sacamos los piquillos del horno, los pasamos a una fuente y añadimos la salsa.
 Pido perdón a los comensales pues algún resto de papel de horno se me pasó a la bandeja y alguno se lo debió encontrar. Probablemente.