Un cumpleaños y algunas malas numerosas junteras han tenido la culpa culpita de no poder pasar a fase III, mas cercana a la infame y antipática nueva normalidad que este gobierno de mis entrañas nos anuncia. Cada día queda uno menos para pillar ese barco del que ya casi ni me acuerdo y que no nos reconocerá, embozados como iremos, ese día, también llegará.
Aún así y a pesar de que uno de los invitados era el temor, tuvimos la suficiente valentía de reunirnos para brindar por dos jóvenes y recién estrenados sesenteros: mi querida comadre, Carmen y mi media naranja, Faustino. Casualmente nacieron el mismo día y casualmente ha sido la primera ocasión en que lo hemos celebrado juntos. No hay mal que por bien no venga.
No eramos muchos, no podíamos serlo aunque nos hubiera gustado, porque las ausencias se notan. Habrá lugar, día y hora, no cabe duda, todo llega, solo hay que tener paciencia. El caso es que mas que una preparación de un cumple, fue una improvisación de una pantagruélica cena.
La primera intención fue incentivar la economía ceutí encargando algunos deliciosos manjares a alguno de los numerosos locales de restauración que estos aciagos meses se anuncian por nuestra ciudad. El problema era que aún hay algunos que nos da algo de repelús, vemos coronitas por todos lados y ante la indecisión, lo tuvimos claro, presumir de nuestras maravillosas dotes culinarias y alimentar al personal como magníficos masterchef caseros.Yo saqué del baúl de la memoria los piquillos que Mariloli un día preparó y tuvieron sobresaliente, pero rellenos de marisco. Son fáciles y no ocupan mucho tiempo.
Ingredientes: (para 6 personas, unos 12-15 pimientos)
un bote de piquillos de Celorrio
para el relleno:
1/4 gambas crudas arroceras
1/2 l fumet de pescado
un par de cucharadas de harina
un puerro o cebolla
aceite de oliva
nuez moscada
sal
para la salsa:
unos 100ml de nata
100ml de caldo
4 o 5 piquillos
AOVE
un puerro
Preparamos una bechamel espesita con el aceite, el puerro o la cebolla, las gambas picaditas, la harina la nuez moscada y el caldo.
Para mi es fundamental el fumet que utilicemos, normalmente cuando voy a la plaza y compro un rape, lo preparo y lo dejo congelado en taper de 1l, mas o menos. Si queremos aumentar el sabor a marisco, recomiendo pasar por la sartén las cascaras de las gambas y freírlas en un poco de aceite, luego pasamos todo a un cazo, añadimos agua y la cabeza de un rape, la parte verde del puerro y dejamos un par de horas a fuego lento. Si optamos por la vía rápida, Gallina Blanca tiene un caldo de pescado en tetrabrick que ahorra mucho tiempo para este tipo de receta.
La base de la bechamel sería un refrito de puerro con gambas y restos del pescado del fumet al que añadimos caldo y harina o Maicena para espesar.
Cuando enfríe la bechamel, rellenamos los piquillos y podemos congelar para utilizarlos mas adelante o ponemos en una fuente de horno. A mi me gustan mas lo de bote, de Celorrio, La Rioja, son grandes y no muy finos, aguantan bien la manipulación.
Poco antes de consumir, añadimos un chorrito de aceite y metemos unos 20 min en el horno a 150º- 180º
Preparamos la salsa poniendo en una sartén, aceite y otro puerro muy picadito, cuando esté transparente, añadimos 4 o 5 piquillos troceados y dejamos 10 min cocinando, tras los cuales añadimos un cazo de caldo y 100 ml de nata. Otros 5-10 min y pasamos por la batidora.
Sacamos los piquillos del horno, los pasamos a una fuente y añadimos la salsa.
Pido perdón a los comensales pues algún resto de papel de horno se me pasó a la bandeja y alguno se lo debió encontrar. Probablemente.
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