Bufff! Me deprimo, eran otros tiempos, no creo que vayan a volver. A partir de ahora no iré de cervezas, pero me niego a meterme un viernes en la cocina.
A lo que iba, caí en la cuenta de que si Mahoma no iba a la montaña, pues tendría que hacer magia para moverla. Tiré de contactos y llamé a Belén, de la carnicería "la abuela" que preparan platos para recoger, allí acudí.
Está carnicería lleva ya unos añitos en el mercado de Real 90, anteriormente, tuvieron un restaurante en Gran Vía, casa Pedro y su cocinero, Lolo, ha trasladado fogones y trastos de matar aquí al mercado, donde a diario, cocina para propios y extraños, ofreciendo platos para llevar que más de un día te sacan de un apuro.
En esta ocasión les encargué tres cachopos que para los 5 que somos van sobraos. El único que pudo con uno entero fue mi hijo Fausti que todavía a los 27 come como un campeón. Los demás con la mitad tuvimos para hartarnos.
Carne de vacuno supertierna rellena con queso de cabra semicurado más excelente jamon ibérico. Todo ello envuelto un par de veces en huevo y pan rallado. Y es que en casa, aunque no debamos, somos muy de empanados.
Belén, la jefa del cotarro, me regaló el secreto: no los frías en aceite, mejor al horno" y triunfé.
Se ponen directamente sobre la rejilla a media altura con el horno precalentado a 200. La bandeja la coloqué abajo del todo con un papel para evitar manchas de goteos inevitables. A los 10-15 min, cuando estén dorados, bajas a 180 grados y los mantienes otros 30-35 minutos.
A comeeeerrrrrr!!!!!!
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